Si buscamos en el diccionario una definición de aromaterapia, nos vamos a encontrar con algo así como que la aromaterapia (del griego aroma, ‘aroma’ y therapeia, ‘atención’, ‘curación’) es una rama particular de la herbolaria, que utiliza aceites vegetales concentrados llamados aceites esenciales para mejorar la salud física, mental o ambas. A diferencia de las plantas utilizadas en herbolaria, los aceites esenciales no se ingieren sino que se inhalan o aplican en la piel. Se trata de una terapia muy usada en el pasado y en el presente.
La magia y la efectividad de los aceites esenciales radica en que actúan relajando alma y cuerpo. Además de nutrir en superficie, quizá lo más importante de estas esencias vivas son sus virtudes relajantes, tonificantes o descongestivas, captadas al instante por el olfato, la piel o el cabello y que constituyen toda una ciencia curativa tradicional universal.
Existe una estrecha relación entre aromaterapia y el olfato, un sentido que nunca descansa, debido a que estamos expuestos en cualquier momento a las fragancias del ambiente, de la naturaleza, de las personas o de las cosas, aún cuando estamos dormidos.
Los olores los percibimos por la nariz alcanzando así la mucosa olfativa, donde se encuentran las células olfativas sensoriales dónde esos se transformarán en señales químicas.
Esas señales químicas viajan desde las células olfativas hasta el cerebro, donde serán captadas por unas células receptoras especiales e interpretadas, para poco después traducirse en un aroma.
Beneficios de los aceites esenciales
Cada aceite tiene una identidad, un aroma y unas características propias. Cuando los aceites se mezclan unos con otros también se están mezclados sus beneficios. Cada aceite esencial tiene su propio aroma característico y un perfil terapéutico propio. Algunos aceites son calmantes y relajantes, mientras que otros son estimulantes y vigorizantes. Determinadas fragancias tienen efecto sobre el estado mental de quien las utiliza: el jazmín y el neroli pueden mejorar la depresión, la mejorana calma la ansiedad y el cajeput puede aumentar la capacidad de concentración mental. Pero un número mayor de aceites esenciales poseen propiedades terapéuticas y antibacterianas como el ravintsare, antisépticas o antiinflamatorias como la lavanda. Pueden ser muy efectivos para aliviar síntomas de infecciones comunes como resfriados y gripes como la menta o el eucalipto.
¿Qué son los aceites esenciales y de dónde proceden?
Los aceites esenciales son productos químicos (destilación vegetal) formados a partir de las esencias odoríferas de un gran número de vegetales. Los aceites esenciales proceden de las flores, frutos, hojas, raíces, semillas y corteza de los vegetales. El aceite de lavanda, por ejemplo, procede de una flor; el aceite de cedro de la madera o el aceite esencial de limón de un fruto.
Los aceites se forman en las partes verdes (con clorofila) del vegetal y al crecer la planta son transportadas a otros tejidos, en concreto a los brotes en flor. Se desconoce la función exacta de un aceite esencial en un vegetal; puede ser para atraer los insectos para la polinización, o para repeler a los insectos nocivos, o puede ser simplemente un producto metabólico intermedio. Se trata de productos químicos intensamente aromáticos, no grasos (por lo que no se enrancian), volátiles por naturaleza (se evaporan rápidamente) y livianos (poco densos). Fueron creados y utilizados muchos siglos antes de que la aromaterapia los empleara, y su uso no es exclusivo de la misma. La perfumería los desarrolló y posteriormente fueron empleados en diversas industrias como la alimentación y agroindustria. Los aceites esenciales se forman vaporando la cascara del vegetal usado y luego enfriándolo para hacerlo líquido.
Precauciones
– Es importante señalar que la mayor parte de los aceites esenciales no pueden aplicarse en su estado puro directamente sobre la piel, ya que son altamente concentrados y pueden quemar la piel. Antes de aplicarlos es necesario diluirlos en otros aceites, conocidos como aceites base, o en agua.
– Preferentemente los aceites esenciales no deben ser ingeridos.
– No deben entrar en contacto con los ojos. En caso de hacerlo deben lavarse los ojos con abundante agua, evitando tallarse con las manos.
– Deben de usarse con moderación en mujeres embarazadas y niños.
– No confundir los aceites esenciales (BIO) con los aceites sintéticos, su calidad es muy inferior a los aceites esenciales y si son aplicados en la piel causan quemaduras y alergias.
Cada aceite esencial tiene unas propiedades específicas, y de acuerdo a esas propiedades, en Vera-Salud Pilates incorporamos su uso en nuestras clases de pilates y aeroyoga® como un complemento. Cada semana tenemos un preparado especial para no sólo entrenar el cuerpo, sino también los sentidos, y el olfato es uno muy agradable de estimular cuando los aromas utilizados son embriagadores y estimulantes.